Vivir en el campo no es una decisión para todo el mundo, pero a mi me ha cambiado todo. Durante más de cinco años viví en una camper recorriendo España. Quien me conozca desde hace tiempo sabe que mi casa tuvo ruedas durante mucho, mucho más de lo que imaginé al principio.
Y aunque esa vida me dio libertad, paisajes increíbles y experiencias que nunca olvidaré, también me llevó a una pregunta que tarde o temprano tenía que enfrentar:
¿Cuándo es hora de parar?
En este artículo te cuento el inicio de una nueva etapa en mi vida. La decisión de dejar atrás la carretera como hogar para empezar de cero en un pequeño pueblo del norte.
Este relato forma parte del Capítulo 1 de mi nueva serie “Vivir en el Campo – La serie de Camperruteros”.
Vivir sobre ruedas: una etapa que marcó mi vida
Mi vida cambió por completo cuando me fui a vivir en mi primera camper, una Volkswagen California. No era el vehículo ideal para largas temporadas, pero me permitió dar el salto a un estilo de vida nómada que durante un tiempo me encajó como anillo al dedo.
Años después llegó la Volkswagen Crafter 4Motion, más grande, más cómoda y mejor equipada para vivir viajando. Con ella recorrí gran parte del país trabajando, grabando y editando vídeos mientras movía mi casa de un lugar a otro.
Pero como pasa con casi todo, incluso las etapas bonitas tienen su final natural.
La soledad, la falta de un lugar propio y la necesidad de estar más cerca de mi hija hicieron que mi brújula interna empezara a apuntar hacia un sitio distinto: el norte.
Cantabria: el lugar al que siempre volvía
Durante mis viajes, siempre había algo que me hacía volver a Cantabria. El paisaje, la calma, la cercanía con mi hija y la sensación de que aquí el tiempo pasa de otra forma.
Empecé a quedarme cada vez más, a descansar entre ruta y ruta, y a preguntarme si, quizá, este era el sitio donde debía echar raíces.
Con el tiempo conocí a Leyre, que vivía aquí desde hacía años, y eso terminó de cerrar el círculo. Tenía razones de sobra para dejar de ir y venir y empezar a buscar un lugar propio.
La búsqueda de un sitio donde empezar de nuevo
Miré de todo: cabañas, casas rurales, terrenos… Pero el mercado estaba cada vez más caro y cada visita se convertía en una mezcla entre ilusión y frustración. Además, atravesaba una etapa personal complicada, de esas en las que parece que todo se pone cuesta arriba.
Aun así seguí buscando, y al final apareció una oportunidad:
un terreno urbano en una pequeña aldea entre montañas.
No era grande, ni perfecto, ni estaba en condiciones ideales.
Pero tenía algo que necesitaba: agua, luz, acceso… y un rincón donde construir lo que viniera después.
Y además tenía un detalle inesperado: al fondo del terreno, medio escondida, había una caja de camión isotermo abandonada.
Para muchos, sería un trasto más.
Para mí, un lienzo en blanco.
Aquí empieza todo
Ese terreno se convirtió en el punto de partida de esta nueva etapa. Un lugar donde volver a tener mis cosas, tener un espacio para trabajar, descansar, crear y reconstruir una vida más tranquila, más conectada con la naturaleza y menos dependiente de la carretera.
Esa caja de camión será mi oficina, mi pequeño refugio, y el centro del proyecto que veremos juntos episodio a episodio.
Capítulo 1 – Así empieza todo (vídeo)
Aquí tienes el primer capítulo de esta nueva serie, donde cuento esta historia con imágenes, narración y los momentos que lo hicieron posible:
Vivir en el campo: no es escapar, es elegir
Mucha gente piensa que quienes nos vamos al campo lo hacemos para huir de algo.
Pero en mi caso no fue una huida.
Fue una decisión consciente:
quiero vivir de forma más simple, más conectada y más presente.
Esta serie es mi forma de compartir ese proceso.
Sin filtros, sin idealizarlo, y sin ocultar lo complicado que también puede ser.
Si te apetece acompañarme, esta aventura no ha hecho más que empezar.
Próximamente en la serie…
En el siguiente capítulo verás cómo me quedé sin camper, cómo montamos una caseta de jardín para poder guardar mis cosas y cómo empezamos las primeras modificaciones en la caja del camión: vaciar, cortar, poner ventanas… y convertir ese espacio abandonado en un pequeño hogar de trabajo.
Para no perderte nada:
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